
Obispo Sergio Machado
El
presente es un artículo de Paulo Sérgio Machado (arriba), Obispo de la
Diócesis de San Carlos, que tiene alrededor de 800.000 católicos. En
seis párrafos cortos, el obispo se las arregla para denunciar e insultar
no sólo a los tradicionalistas católicos y creyentes ordinarios (a
quien toma por idiotas), critica a la misa tradicional en sí, a las
casullas romanas, mantillas de encaje, milagros, apariciones y
devociones, que él considera “obsoletas”. Incluso encuentra la forma de
hacer un llamado para un “Tercer Concilio Vaticano”. Un ateo militante
difícilmente podría haber hecho un mejor trabajo de escribir una regla
corta contra la tradición católica y sus seguidores.
UN RETORNO A LA EDAD MEDIA
Por el Obispo Paulo Sérgio Machado,
São Carlos, São Paulo, Brasil – 31 de marzo de 2012
No
puedo entender cómo, en pleno siglo 21, existan personas que desean el
regreso de la misa en latín, con el sacerdote celebrando la misa “de
espaldas a la gente”, el uso de pesadas casullas “romanas”. Este año
celebramos el cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II, cuando ya
se siente la necesidad de celebrar un
Tercer Concilio Vaticano
y nos encontramos con personas que desean volver al pasado. Y, lo que
causa más preocupación, es que se trata de personas que asisten a la
universidad, personas que han entrado en la universidad, pero la
universidad no ha entrado en sus mentes. Creo que es hora de que
nuestros científicos inventen un dispositivo para “abrir sus mentes”. El
“medidor de la sospecha” no funciona por más tiempo, porque estas
personas no sospechan que están “fuera de lugar”, “en una época
equivocada”. Desean, en todo caso, volver al pasado. Viven en los
milagros y apariciones, devociones y los sentimientos de aguanieve, que,
afortunadamente, no están actualizados.
Imaginemos a un sacerdote celebrando misa en latín en una capilla rural.
“Dominus vobiscum”.
“Et cum spiritu tuo”.
Nuestra gente humilde va a pensar que el sacerdote está loco, al
menos, o que está maldiciendo. Recuerdo mi infancia, cuando la misa era
en latín. Las señoras mayores, piadosas, incapaces de comprender nada,
aún así utilizaban el latín para rezar el Rosario. No tengo nada contra
el Rosario –lo rezo todos los días– pero sin embargo, el Rosario es una
oración, no una celebración.
Ellos abogan por el retorno de los
famosas “mantillas”, que cubrían las cabezas de las mujeres. Yo me
pregunto: ¿por qué no también la mantilla en la cabeza de los hombres?
Incluso sería hermoso ver a hombres vestidos con “mantillas de encaje”.
Sería difícil encontrar a quien quisiera usarlos, a excepción de las
“cabezas” de viento, que deseen dar un paseo para enseñar el Padre
Nuestro al vicario.
Sin embargo, queda la pregunta: ¿Qué hay
detrás de esta intención? ¿Una sensación de nostalgia? Yo creo que no es
más que eso: Es un deseo morboso, el miedo a la novedad, una
aversión al cambio. Es lo que podríamos llamar –para usar una expresión francesa– un
“laissez faire, laissez passer”,
un “dejar que las cosas avancen para ver los resultados”. Se trata de
un intento de mantener el “status quo”, incluso si ese “statu quo”
beneficia sólo a media docena de personas, y que los otros sean
condenados.
Para estos puritanos el infierno está lleno de
gente, cuando en realidad, el cielo es el que está lleno, porque Dios
quiere que todos se salven. Y estos son sólo una minoría moralista que
ve el pecado en todas partes, y la que cree que el diablo es más
poderoso que Dios. “Rompan su corazón y no vuestros vestidos”, dice el
profeta. Estas son personas que se preocupan para lavar vasos y tazas,
en lugar de sus mentes y corazones. Es la vieja actitud de los fariseos
–que todavía son muchos hoy en día– que criticaron a Jesús, porque había
sanado en sábado. Recuerdo la historia de una persona que, al conocer
la noticia de que Juan había asesinado a Pedro en un Viernes Santo,
dijo: “¿Por qué no esperar para matarlo el sábado?” De acuerdo con esa
persona, el día fue la preocupación más importante.
Termino citando dos frases que son alimento para el pensamiento:
“El pasado es una lección que hay que meditar, y no podrá reproducirse” (Mario de Andrade – autor de
Macunaíma),
“Toma el fuego del altar pasado, no las cenizas” (Jean Jaurès – el líder socialista francés).
Fuente:
http://rorate-caeli.blogspot.mx