¡ Viva Cristo Rey !

Tuyo es el Reino, Tuyo el Poder y la Gloria, por siempre Señor.
Cristo, Señor del Cielo y de la TIERRA, Rey de gobiernos y naciones

1 dic 2017

La familia no es para la sociedad, la sociedad es para la familia

“Estos valores que son elementos del propio bien común, jamás estará permitido sacrificarlos a lo podría tener apariencia de bien común"


“A propósito de las más diversas cuestiones, hemos insistido numerosas veces sobre la santidad de la familia, sobre sus derechos, sobre su papel como célula fundamental de la sociedad humana.
“A este título es su vida, su salud, su vigor, su actividad, las que aseguran la vida, la santidad, el vigor, la actividad de la sociedad entera. Porque ella recibe su existencia y su dignidad de Dios, como su función social: la familia es responsable delante de Dios.
Sus derechos y sus privilegios son inalienables, intangibles; ella tiene el deber, antes de todo delante de Dios y secundariamente delante la sociedad, de defender, de reivindicar y de promover efectivamente sus derechos y sus privilegios, no solamente para su propia ventaja, sino para la gloria de Dios, para el bien de la colectividad. (…)
“Es claro que vuestro primer deber en el santuario del hogar familiar, es suministrar ‒respetando su integridad, su unidad, la jerarquía natural que une entre ellos a sus miembros- con toda la perfección humanamente posible‒ la conservación, la salud corporal, intelectual, moral y religiosa de la familia.
“Y este deber comporta evidentemente el de defender y de promover sus derechos sagrados, particularmente el de cumplir sus obligaciones en relación a Dios; de constituir, en toda la fuerza del término, una sociedad cristiana:
Defender sus derechos contra todas las violencias o influencias exteriores capaces de atentar contra la pureza, la fe y la estabilidad sacrosanta de la familia; promover esos mismos derechos reclamando de la sociedad civil, política, cultural, al menos los medios indispensables a su libre ejercicio.
Para el cristiano hay una regla que le permite determinar con certeza la medida de los derechos y deberes de la familia en la comunidad del Estado.
Ella está concebida así: la familia no es para la sociedad; la sociedad es para la familia. La familia es la célula fundamental, el elemento constitutivo de la comunidad del Estado (…).

El Estado debería, por lo tanto, en virtud del propio instinto de conservación, por así decir, cumplir con lo que esencialmente es su primer deber según el plano de Dios Creador y Salvador, es decir, garantizar absolutamente los valores que aseguran el orden, la dignidad humana, la salud y la felicidad de la familia.
“Estos valores que son elementos del propio bien común, jamás estará permitido sacrificarlos a lo podría tener apariencia de bien común.
“Indiquemos solamente, a título de ejemplo, algunos de los que se encuentran actualmente en mayor peligro: la indisolubilidad del matrimonio; la protección de la vida antes del nacimiento; la habitación conveniente de la familia, no solamente de uno o dos niños o aun sin niños, sino la de la familia normal más numerosa; el derecho de los padres sobre los niños frente al Estado; la plena libertad para los padres de educar a sus hijos en la verdadera Fe y, como consecuencia, el derecho de los padres católicos a la escuela católica; condiciones de vida pública tales que las familias y sobretodo la juventud no estén en la certeza moral de sufrir corrupción”.
Pío XII, discurso a un grupo de padres de familia, provenientes de diferentes diócesis de Francia, el 18 de setiembre de 1951


Fuente: http://tfp-france.org/


22 nov 2017

Respondiendo los Argumentos Científicos del Movimiento Homosexual

Las falacias de los argumentos de los homosexuales

En su esfuerzo por dar a la homosexualidad todas las apariencias de normalidad, el movimiento homosexual se ha vuelto hacia la ciencia, intentando probar tres premisas mayores:

1. la homosexualidad es genética o innata;
2. la homosexualidad es irreversible;
3. una vez que hay animales que tienen vida sexual con otros del mismo sexo, esto es natural.

El artículo concluye que la homosexualidad no es sólo contraria a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza animal.

(del libro gratuito “En defensa de una Ley Superior“)

Los medios de comunicación de izquierda han sido bien solícitos es anticipar el veredicto de la comunidad científica y difundir la falsa impresión de que la ciencia valida la homosexualidad. La evidencia no podía ser más contraria.
Contenido [mostrar]

“¡YO NACÍ ASÍ!”
El argumento de que los homosexuales “nacieron de esa forma” o de que “está en los genes” condujo a la búsqueda del gen homosexual. Tres proyectos de investigación han sido comúnmente mal interpretados para apoyar esa conclusión, en especial las del Dr. Simon LeVay, Drs. J. Michael Bailey y Richard C. Pillard, y el Dr. Dean Hamer.[1]La Asociación Médica Católica resume los hechos en Homosexualidad y Esperanza:
Varios investigadores han tratado de encontrar una causa biológica para la atracción entre seres del mismo sexo. Los medios de comunicación han promovido la idea de que un “gen gay” ya ha sido descubierto… pero, a pesar de varios intentos, ninguno de los muy difundidos estudios… ha sido científicamente demostrado. Varios autores han revisado cuidadosamente estos estudios y encontrado que, no sólo éstos no prueban la base genética para la atracción por el mismo sexo, sino que ni siquiera contienen tales declaraciones…
Si la atracción por el mismo sexo estuviese genéticamente determinada, entonces uno esperaría que unos gemelos sean idénticos en sus atracciones sexuales. Hay, sin embargo, numerosos informes sobre gemelos que no son idénticos en sus atracciones sexuales.[2]

El Estudio del Dr. Simon LeVay
La investigación del Dr. LeVay sobre el cerebro se centró en un grupo de células del hipotálamo, conocidas como INAH-3. El alegó haber encontrado “sutiles, pero significativas diferencias” entre las estructuras cerebrales de hombres homosexuales y normales. Concluyó el resumen de su estudio diciendo: “Este descubrimiento … sugiere que la orientación sexual tiene un substrato biológico.”[3]Fue tanta y tan descabellada la especulación que siguió a la publicación de su estudio en Science Magazine que el Dr. LeVay se sintió impelido a enmendarlo. En 1993, escribió:
Para muchas personas, encontrar una diferencia en la estructura cerebral entre hombres homosexuales y normales equivale a probar que los homosexuales “nacieron así”. Una y otra vez he sido definido como alguien que “probó que la homosexualidad es genética,” o algo así. No lo hice. Mis observaciones fueron hechas sólo en adultos que fueron sexualmente activos por un período considerable de tiempo. No es posible, sólo con base en mis observaciones, decir si las diferencias estructurales estaban presentes al nacer y más tarde, influenciaron a los hombres a hacerse homosexuales o normales; o eso apareció en su vida adulta, quizá como resultado de su conducta sexual.[4]
La insistencia del Dr. LeVay en observaciones más amplias es el punto capital de todo el problema. Explicando la investigación hecha por un profesor de neurología en la Universidad de California en Berkeley, Dr. A. Dean Byrd dice:

Yo he “curado” a muchos homosexuales… Cualquier otro investigador puede examinar mi trabajo porque está todo documentado en 10 años de cintas magnéticas…Es un mito destructivo que “una vez que es homosexual, siempre lo será.” (L. Hatterer)
[El Profesor] Breedlove concluyó que el cerebro no es un órgano estático. Cambia y se ajusta al comportamiento, y, en el caso de este estudio, específicamente a la conducta sexual. Así, cuando alguien se empeña en un acto particular repetidamente, ciertos circuitos nerviosos en el cerebro son fortalecidos. Como el cerebro es un órgano físico, cuando estos circuitos nerviosos son fortalecidos, se reflejan en la química del cerebro. Alguien que repetidamente juega basketball tendrá un cerebro diferente de alguien que estudia técnicas aeroespaciales. Asimismo, el comportamiento de una persona homosexual probablemente produce un resultado diferente en la estructura cerebral. Estudios como el de LeVay, aunque sean concluyentes, sólo muestran lo que la ciencia ya sabe sobre el cerebro.[5]

El Estudio de Bailey y Pillard
El Estudio de Bailey y Pillard se centró en mellizos. Como el estudio de la Asociación Médica Católica señala, si la homosexualidad es genética, gemelos, que comparten el mismo código genético, deberían tener actitudes idénticas hacia la homosexualidad.Sin embargo, los Drs. Bailey y Pillard no pudieron establecer esto. Su estudio probó que, cuando un gemelo era homosexual, había aproximadamente una probabilidad 50/50 de que el otro gemelo fuese también homosexual. No obstante, esta probabilidad 50/50 es más bien atribuible a la influencia de la cultura circundante y del otro gemelo.
Como el Dr. Byrd señala: “El único punto esencial que emerge de la investigación de Bailey y Pillard realmente probó que las influencias ambientales juegan un fuerte papel en el desarrollo de la homosexualidad.” [6]
El estudio del Dr. Dean H. Hamer
Mucha gente equivocadamente cree que Dr. Dean H. Hamer descubrió el “gen gay”. Su investigación del ADN se centró en una pequeña parte del cromosoma X en la posición Xq28. Después de analizar esta secuencia de ADN en cuarenta pares de hermanos homosexuales, concluyó que los mismos marcadores genéticos existían en el 83% de ellos.Sus hallazgos fueron mal interpretados, como siendo una prueba de que la homosexualidad es genética y hereditaria. Sin embargo, como el mismo Dr. Hamer afirmó:
La herencia no produjo lo que originalmente esperábamos encontrar: una simple herencia Mendeliana. De hecho, nunca encontramos una sola familia en la cual la homosexualidad hubiese sido transmitida según el obvio modelo que Mendel observó en sus plantas de guisantes.[7]

Neil Whitehead, un Ph.D. en bioquímica, afirmó: “la homosexualidad no es innata, no es dictada genéticamente, no es inmutable.”
El Dr. George Rice realizó de nuevo la investigación del Dr. Hamer, pero con diferentes resultados. Esto llevó al Dr. Rice a concluir: “Nuestros datos no apoyan la presencia de un gen de amplio efecto que influencie la orientación sexual en la posición Xq28.” [8]
Neil Whitehead, un Ph.D. en bioquímica, afirmó: “la homosexualidad no es innata, no es dictada genéticamente, no es inmutable.” [9]

“¡YO NO PUEDO CAMBIAR!”
Nada es más devastador para la agenda homosexual que la afirmación de que la homosexualidad puede ser curada. En realidad, si la homosexualidad es genética, dominante e irreversible, entonces nadie es responsable por los actos sexuales desviados, una vez que no pueden ser resistidos o cambiados cuando se desea.Sin embargo, el hecho innegable es que, actuando sobre el comportamiento homosexual pasado, la terapia psicológica probó ser exitosa en disminuir, y en muchos casos aun eliminar, la atracción indeseada por el mismo sexo. Esto desconcierta a los activistas homosexuales radicales.[10]

Por esta razón, el movimiento homosexual ostenta una marcada aversión hacia aquellos que sugerirían que la homosexualidad puede ser revertida o curada. Por ejemplo, el Dr. C. C. Tripp declaró en un debate público: “No hay una solo caso registrado de un cambio en la orientación homosexual que haya sido considerado válido por jueces externos o por análisis.”[11]
Basado en su experiencia profesional, el Dr. Lawrence Hatterer respondió:
Yo he “curado” a muchos homosexuales… Cualquier otro investigador puede examinar mi trabajo porque está todo documentado en 10 años de cintas magnéticas. Muchos de estos pacientes “curados” (prefiero usar la palabra “cambiados”) se han casado, tenido familias y vivido felices. Es un mito destructivo que “una vez que es homosexual, siempre lo será.”[12]
Enfrentado con la evidencia, aun el Dr. Robert L. Spitzer, que dirigió la campaña en la Asociación Psiquiátrica Norteamericana para suprimir la homosexualidad de la lista de desórdenes psiquiátricos, cambió de opinión: “Como la mayoría de los psiquiatras, yo pensaba que el comportamiento homosexual no podía ser resistido, pues la orientación sexual no podía ser cambiada. Ahora creo que eso es falso: algunas personas pueden y hacen el cambio.”[13]

El Dr. Robert L. Spitzer, que dirigió la campaña en la Asociación Psiquiátrica Norteamericana para suprimir la homosexualidad de la lista de desórdenes psiquiátricos, cambió de opinión: “Como la mayoría de los psiquiatras, yo pensaba que el comportamiento homosexual no podía ser resistido, pues la orientación sexual no podía ser cambiada. Ahora creo que eso es falso: algunas personas pueden y hacen el cambio.”
En un estudio sobre 200 ex-homosexuales, hecho el año 2001, el Dr. Spitzer encontró que la religión era una razón muy importante por la que muchos abandonaron la homosexualidad: “Las dos razones más comunes para buscar el cambio eran que vivir como un homosexual o lesbiana ya no era satisfactorio (81%) y que el comportamiento homosexual estaba reñido con la religión del participante (79%).”[14]
Los resultados significativamente positivos de la terapia simplemente no pueden ser ignorados. La declaración Homosexualidad y Esperanza, de la Asociación Médica Católica observa:
Varios terapeutas han escrito extensamente sobre los resultados positivos de la terapia para la atracción homosexual. Revistas de tratamiento para las atracciones no deseadas hacia el mismo sexo muestran que es tan exitoso como el tratamiento para problemas psicológicos similares: alrededor del 30% se libera de los síntomas y otro 30% experimenta una mejoría.
Relatos de algunos terapeutas han sido igualmente positivos… Esto es sólo una muestra representativa de los terapeutas que relatan resultados exitosos en el tratamiento de personas que experimentan atracción hacia el mismo sexo.[15]
Si la terapia para la atracción no deseada por el mismo sexo registra una tasa de éxito del 30% (y otro 30% son parcialmente curados) en la sociedad hedonista de hoy, ¿cuánto más éxito se podría esperar en una cultura verdaderamente católica que proporcione todos los elementos para la práctica de la virtud?

“SI LOS ANIMALES LO HACEN, ENTONCES DEBE SER NATURAL”
Conscientes de la debilidad científica de sus dos primeras premisas, los activistas homosexuales a menudo usan la tercera premisa basada en el comportamiento animal.El raciocinio que está por detrás de esta tercera premisa científica homosexual podría ser formulado así: “El comportamiento homosexual se observa en animales. Los animales siguen sus instintos de acuerdo con su naturaleza. Por tanto, la homosexualidad está de acuerdo con la naturaleza animal. Una vez que el hombre es también animal, entonces la homosexualidad debe también estar de acuerdo con la naturaleza humana.”
¿El infanticidio y el canibalismo son también parte de la naturaleza humana?
Esta tipo de raciocinio homosexual es insostenible. Quienes lo aplican a actos aparentemente homosexuales entre animales deben aceptar también otras formas de comportamiento animal, tales como el que los padres maten a sus descendientes, o que algunas especies se devoren entre sí, pues están de acuerdo con la naturaleza animal.[16]Aplicando este raciocinio al hombre (porque también es animal) forzaría a aceptar la conclusión absurda de que el infanticidio y el canibalismo están de acuerdo con la naturaleza humana.[17]
No existe en animales un “instinto homosexual”
Cualquiera que se ocupe de la más elemental observación animal es forzado a concluir que la “homosexualidad” animal, el infanticidio y el canibalismo son excepciones al comportamiento normal animal. En consecuencia, no se puede hablar de ellos como de instintos en la naturaleza animal. Estas formas observables y excepcionales de comportamiento animal resultan de otros factores que están más allá de los instintos normales.
Explicando el problema: estímulos que se chocan e instintos confusos
Explicando el problema de estos comportamientos, la primera observación debe ser el hecho de que los instintos animales no están atados por el determinismo absoluto de la leyes físicas que gobiernan el mundo mineral. En varios grados, todos los seres vivos pueden adaptarse en algo a las circunstancias. Ellos responden a estímulos internos o externos.En segundo lugar, la cognición animal es puramente sensorial, limitada a sonidos, olores, tacto, gustos e imágenes. Así, ellos no tienen la precisión y claridad de la percepción intelectual humana. Por lo tanto, no es raro que los animales confundan una sensación con otra o un objeto con otro.
Los instintos mueven un animal hacia un fin de acuerdo con su naturaleza. Sin embargo, la confianza espontánea del impulso instintivo puede sufrir modificaciones en su curso, cuando otras imágenes sensoriales, percepciones o memorias pueden entrar en juego como nuevos estímulos que afectan el comportamiento del animal. También, el conflicto de dos o más instintos puede a veces modificar el impulso original.
En el hombre, cuando dos reacciones instintivas se chocan, el intelecto determina el mejor camino a seguir, y la voluntad entonces refrena un instinto mientras estimula el otro.
Con animales, dada la ausencia de intelecto y voluntad, cuando dos impulsos instintivos chocan, prevalece aquel más favorecido por las circunstancias. Esto resulta en casos observables de “infanticidio” animal, canibalismo y “homosexualidad.”
“Infanticidio” animal
Sarah Hartwell explica que gatos matan sus gatitos como resultado de recibir señales mezcladas de sus instintos:La mayoría de las gatas pueden conmutar entre “el modo de jugar” y “el modo de cazar” para no dañar a sus crías. En las gatas este desconectar del “modo de cazar” puede ser incompleto y, cuando ellas están muy excitadas con el juego, el instinto “cazador” se refuerza y ellas pueden matar a los gatitos. El instinto de caza es tan fuerte, y es tan duro desactivarlo cuando la presa está presente, que el descuartizar y aun el comer los gatitos puede seguirse… Compare el tamaño, sonido y actividad de gatitos con el tamaño, sonido y actividad de la presa. Ambos son pequeños, tienen voces chillonas y tienen movimientos rápidos y erráticos. Todo esto dispara el comportamiento cazador. En la gata, el comportamiento maternal no siempre puede sobrepasar el comportamiento cazador y ella trata a los gatitos exactamente del mismo modo como trataría a una presa pequeña. Sus instintos están confundidos.[18]
Canibalismo animal
A respecto del canibalismo animal la revista Iran Nature and Wildlife Magazine comenta:[Un] caníbal es un animal que se alimenta de otros de su propia especie… Alrededor de 140 especies diferentes muestran tendencias caníbales en varias situaciones. El canibalismo es más común entre vertebrados inferiores e invertebrados, a menudo debido a que el animal depredador confunde a uno de su especie con una presa. Pero también ocurre entre pájaros y mamíferos, especialmente cuando la comida es escasa.[19]
Comportamiento animal “homosexual”
Exactamente porque los animales carecen de razón, sus medios de expresar sus estados afectivos (temor, placer, dolor, deseo, etc.) son limitados. Los animales carecen de los ricos recursos de que el hombre dispone de adaptar su modo de hablar, mirar y hacer gestos para expresar sentimientos. En consecuencia, los animales a menudo expresan ambiguamente sus estados afectivos. Ellos piden prestadas, por así decir, las manifestaciones del instinto de reproducción para manifestar los instintos de dominio, agresividad, temor, gregarismo, etc.Un ejemplo típico de este fenómeno puede ser visto con bonobos. Estos mamíferos de la familia de los chimpancés mantienen un comportamiento aparentemente sexual. Estas actitudes sexuales son su manera de expresar dominio, temor, aceptación y otros estados afectivos. Así, Frans B. M. de Waal, que pasó cientos de horas observando y filmando bonobos, dice:
Hay dos razones para creer que la actividad sexual [comportamiento] es la respuesta del bonobo para evitar conflicto. Primero, cualquier cosa, no solamente el alimento, que despierta el interés de más de un bonobo a la vez tiende a resultar en contacto sexual. Si dos bonobos se aproximan a una caja de cartón lanzada dentro de su cerca, ellos rápidamente montarán encima del otro antes de jugar con la caja. Tales situaciones conducen a riñas en la mayoría de las otras especies. Pero los bonobos son enteramente tolerantes, quizá porque ellos usan el sexo para apartar la atención y diluir la tensión.
Segundo, la actividad sexual de los bonobos a menudo ocurre en contextos agresivos sin relación alguna con la comida. Un macho celoso podría expulsar a otro lejos de la hembra, después de lo cual los dos machos se reúnen y realizan un frotamiento de los órganos sexuales. O después de que una hembra golpea a una cría, la madre de esta última puede embestir a la agresora, acción que es inmediatamente seguida por un frotamiento de los genitales entre las dos adultas.[20]
Otra explicación para el comportamiento aparentemente “homosexual” entre animales es la confusión al identificar al otro sexo. Mientras más bajas sean las especies en la escala animal, más tenues y difíciles de detectar son las diferencias entre sexos, llevando a confusiones más frecuentes.
En todo caso, permanece el hecho de que, cualesquiera sean las apariencias que el comportamiento animal “homosexual” pueda asumir, ellas no vienen de un instinto “homosexual” que sea parte de la naturaleza animal. El Dr. Antonio Pardo, Profesor de Bioética en la Universidad de Navarra, España, explica:
Hablando en términos precisos, la homosexualidad no existe entre animales… Por razones de supervivencia, el instinto reproductivo entre animales es siempre dirigido hacia un individuo del sexo opuesto. Por tanto, un animal nunca puede ser homosexual como tal. Sin embargo, la interacción de otros instintos (particularmente el dominio) puede resultar en comportamiento que parezca ser homosexual. Tal comportamiento no puede ser considerado equivalente a una homosexualidad animal. Todo esto significa que el comportamiento sexual animal abarca aspectos más allá de la reproducción.[21]

Concluyendo, la homosexualidad no es sólo contraria a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza animal.