Expertos en medicina arremetieron contra el enfoque de las Naciones Unidas basado en «primero el aborto»
Por Samantha Singson Fuente: C-Fam.org
NUEVA YORK, 24 de septiembre (C-FAM) Expertos en medicina arremetieron contra el enfoque de las Naciones Unidas basado en «primero el aborto» durante una presentación sobre salud materna ante delegados de dicha organización la semana pasada. En la víspera de una cumbre de la ONU sobre asuntos de desarrollo, el panel de expertos instó a los gobiernos a que se centraran en la atención médica básica en vez del aborto para reducir el número de muertes relacionadas con los embarazos.
«Es una atrocidad sugerir a las madres que la única forma de salvar sus vidas es matar a sus bebés» dijo el Dr. Robert Walley, director de MaterCare International. «Tienen el derecho a la atención de la salud. No tienen voz cuando están muertas».
La polémica persigue al objetivo sobre salud materna desde que fue establecido por los jefes de Estado en la Cumbre del Milenio del año 2000.
Los mandatarios rechazaron explícitamente el lenguaje empleado por muchos países occidentales para referirse al aborto, a pesar de la fuerte presión ejercida para que se lo incluyera entonces y en la cumbre de seguimiento de 2005. Aún así, reuniones subsiguientes patrocinadas por la ONU, como la conferencia Women Deliver de mayo, se centraron casi exclusivamente en el acceso al aborto como la forma de mejorar la salud materna.
Los panelistas que expusieron la semana pasada criticaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por insistir en que siempre que el aborto sea legal será considerado «seguro». La definición que la OMS provee del aborto seguro y riesgoso no es médica, sino legal, aseguró la Dra. Donna Harrison, ginecóloga y obstetra. Por el contrario, si un país prohíbe el aborto, cualquier aborto o complicación relacionada con él son categorizados automáticamente como «riesgosos», aseveró la especialista.
Harrison, presidente de la American Association for Pro-Life Obstetricians and Gynecologists dijo que la OMS y otros organismos de la ONU están siendo deshonestos al bregar por la legalización del aborto en todo el mundo escondiéndose bajo el pretexto del aborto «seguro».
En otro golpe al argumento de que la eliminación de los no nacidos ayuda a reducir las muertes relacionadas con el embarazo, el Dr. Elard Koch concluyó, a partir de datos del gobierno que se remontan a cien años atrás, que el índice de mortalidad materna chileno continuó en descenso aun después de que las autoridades nacionales abolieron el aborto.
Mejorar el nivel de la educación, el índice de alfabetización y los servicios de salud materna parecen ser los factores más importantes en la reducción de las muertes maternas, dijo Koch, epidemiólogo de la Universidad de Chile. El acceso legal al aborto no es importante, en contraposición a lo que sostienen los militantes abortistas.
Los sistemas de salud de los países en desarrollo fracasan porque el enfoque fue modificado y se centra en la «salud reproductiva», según el Dr. Obi Ideh, obstetra y ginecólogo que se desempeña en Nigeria. Las fallas pueden vincularse a la corrupción, la falta de una asistencia sanitaria basada en la comunidad e información médica incompleta, lo cual impide que las mujeres reciban la atención que requieren.
Ideh subrayó la necesidad de reforzar factores familiares, comunitarios y culturales como apoyo de primera línea para las madres pobres e incrementar la capacitación y la dotación de personal en los centros de salud con el propósito de combatir la mortalidad materna.
En un relato apasionado de su trabajo en MaterCare, el Dr. Walley describió un Haití post-sísmico en el que las madres se vieron forzadas a dar a luz a sus bebés «en un caldo tóxico de agua de lluvia y aguas residuales». Walley hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que cumpla con sus responsabilidades en función de las madres pobres del mundo en desarrollo que están en situación de emergencia.
El panel fue organizado por una alianza de agrupaciones militantes pro-vida y tuvo como anfitriones a los gobiernos de Filipinas y Malawi.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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