Ahora, baños compartidos.
Otra imposición de los
aberrosexuales
El fin del sentido común
“En una
facultad de la Universidad Nacional de La Plata se ha tomado una disposición
desconcertante: ya no habrá más baños para varones y baños para mujeres. Ellas
y ellos tendrán que compartir los mismos sanitarios”.
“Supongo que
será una aplicación de la Ley de Identidad de Género. Pero ¿qué significa esto?
Me imagino las dificultades prácticas que se seguirán de esta decisión, porque no
es solo una cuestión elemental de pudor sino también de comodidad, de respeto,
etc. Todo será para satisfacer el interés de una ínfima minoría, y una presión
ideológica cada vez mayor”.
“En efecto,
¿qué hay detrás de todo esto? En el fondo en la ley de Identidad de Género se
manifiesta una mentalidad que detesta la diferencia, la diversidad insoslayable
de varón y mujer. Como si esa diferencia, esa diversidad, fuera en contra de la
igualdad entre ambos sexos o tuviera por ella misma que autorizar las deformaciones
que se han dado en la historia, en la cultura de los pueblos. Por ejemplo, el
dominio abusivo del varón sobre la mujer. Juan Pablo II explicó ampliamente
estas cuestiones en su carta Mulieris dignitatem, y con ocasión del Año
Internacional de la Mujer”.
“La
diferencia señalada es una diversidad natural que enriquece la realidad humana.
En cambio este querer igualar todo, esta fantasía de una igualdad absoluta,
acaba oponiéndose al sentido común”.
“Esta
consecuencia de la ley, la imposición de baños compartidos, y las que
desgraciadamente se seguirán, está totalmente a contrapelo de la preocupación
concreta del pueblo argentino hoy”. ¿Qué es lo que preocupa día a día a nuestro
pueblo? Le preocupa la inseguridad, es decir vivir con temor tremendo de ser
víctima de un asalto, de un secuestro, con riesgo de vida, porque ha
proliferado el delito de un modo inédito en la Argentina actual”.
“A nuestra
gente le preocupa que el sueldo no alcance hasta fin de mes porque es sabido
que en la tradicional carrera de precios y salarios los sueldos siempre se
quedan atrás”.
“Le preocupa
la difusión facilísima de la droga, de la cual se habla públicamente, y la
sospecha de que ya los grandes cárteles del narcotráfico se han instalado
definitivamente en nuestro país. Cada tanto hay un operativo exitoso, sobre
todo en la Provincia de Buenos Aires; se confiscan toneladas de droga, pero
todo el mundo sabe que es sencillo acceder a ella en el menudeo. Ahora se lo
quiere remediar despenalizando la tenencia de droga para el consumo personal.
Ese paso puede agravar enormemente la situación”.
“A nuestro
pueblo le preocupa la corrupción en las estructuras del Estado, que es un signo
de una corrupción moral mayor en la sociedad”.Todas estas son cosas que
seguramente no se remedian por medio de una ley”.
“Las leyes
deben estar ordenadas al bien común, e intentar poner remedio a las necesidades
básicas de la población. Vemos que ahora se promulgan leyes que se dictan para
satisfacer los intereses de pequeños grupos, de minorías ínfimas representadas
por lobbies que se instalan y con grandes recursos, y con cierta proyección y
complacencia mediática, logran imponer sus agendas”.
“Al cabo de
esta reflexión podemos concluir que en el asunto de los baños compartidos y en
la curiosa reivindicación “de género” que comporta, se manifiesta algo más. Es
lo que inspira algunas de las leyes recientemente aprobadas. Se exalta una
autonomía individual ilimitada en contra del bien común. Lo que Juan Pablo II
llamaba una idea perversa de la libertad. Eso arrasa con la naturalidad de las
costumbres, con la serenidad de la convivencia e intensifica una especie de
tensión continua que fatiga a la sociedad argentina”.
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