Las Cruzadas fueron el mejor
arma defensiva
ante los musulmanes
ante los musulmanes
San Luis
parte a la Cruzada
Según un
experto mundial en el tema, el profesor Jonathan Riley-Smith
Las Cruzadas
no fueron un «ejemplo de imperialismo» sino un intento de los occidentales de
defender los Santos Lugares y Jerusalén, afirma Jonathan Riley-Smith, profesor
de la Universidad de Cambridge.
Así lo
sostuvo Smith, uno de los mayores historiadores en el mundo sobre el argumento,
en una mesa redonda, organizada por la Universidad Europea de Roma (UER) sobre
el tema «Las Cruzadas, entre mito y realidad».
En el
encuentro participaron veintidós expertos de varias universidades europeas, que
previamente se reunieron en el Centro Nacional de Investigaciones de Roma
(CNR), para debatir sobre las nuevas perspectivas de investigación en este
tema, respecto a las órdenes militares (templarios, hospitalarios, teutones,
etc.).
San Luis,
Rey de Francia, se embarca para la Cruzada.
Padre de su
pueblo, y sembrador de paz y de justicia, el reinado de San Luis se tiene como
uno de los más ejemplares y completos de la Historia.
El profesor
Riley-Smith explicó que la interpretación que ha desprestigiado y despreciado
las Cruzadas es fruto de las obras de sir Walter Scott (1771-1832) y de Joseph
Francois Michaud (1767-1839).
El escritor
escocés Scott representó a los cruzados como «intemperantes, dedicados a
asaltar rudamente a musulmanes más avanzados y civilizados», mientras que el
escritor e historiador francés Michaud alimentó la opinión de que «las Cruzadas
eran expresión del imperialismo europeo».
Según
Riley-Smith, la idea de que la Cruzada era una empresa colonial tomó más fuerza
hace cincuenta años y explicó que en la época en que tuvieron «la teoría de
guerra se justificaba teológicamente en una sociedad que se sentía amenazada».
Por este
motivo, afirmó, no debe escandalizar «ni que el Papado reconociera a las
órdenes militares ni que al menos cinco concilios se pronunciaran en favor de
las Cruzadas y que dos, el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Lyón
(1274), publicaran las constituciones “Ad Liberandam” y “Pro Zelo Fidei”, dos
documentos que definieron el movimiento cruzado».
«Es difícil
ahora imaginar –precisó Riley-Smith– la intensidad del amor que se sentía
entonces por los Santos Lugares y Jerusalén: la preocupación suscitada por la
herejía y los asaltos físicos contra la Iglesia; el miedo de los occidentales a
los invasores musulmanes, capaces de llegar al centro de Francia en el siglo
VIII, y a Viena en los siglos XVI y XVII».
«Esto
permite explicar –concluyó– por qué, durante cientos de años, papas, obispos y
una mayoría de fieles consideraron que combatir en las Cruzadas era el mejor
arma defensiva que tenían y una forma popular de devoción».
Fuente: ZENIT
Fuente: ZENIT
Nota :
El que las Cruzadas hayan sido demonizadas es
una maniobra muy bien llevada a cabo por masones y sionistas y avalada por
muchos católicos ignorantes del hecho o traidores a la Fe.
Hoy en plano siglo XXI, más que nunca ameritan una cruzadas contra el Nuevo Orden Mundial que pretende destruir todo vestigio de Cristo en la Tierra, pero mientras la Iglesia siga ocupada por la caterva Conciliar (Concilio Vaticano II) eso será imposible pues la prioridad es quedar bien con el mundo no con Dios, la prioridad es “adaptarse a los tiempos” y no adaptar los tiempos a Dios.
† Dios y la Santa Virgen nos bendigan †
Hoy en plano siglo XXI, más que nunca ameritan una cruzadas contra el Nuevo Orden Mundial que pretende destruir todo vestigio de Cristo en la Tierra, pero mientras la Iglesia siga ocupada por la caterva Conciliar (Concilio Vaticano II) eso será imposible pues la prioridad es quedar bien con el mundo no con Dios, la prioridad es “adaptarse a los tiempos” y no adaptar los tiempos a Dios.
† Dios y la Santa Virgen nos bendigan †
2 comentarios:
Concuerdo plenamente hermano Héctor, tendríamos que hacer una nueva Cruzada. Si tuviera un ejército leal bajo mi mando no titubearía en levantarme en armas contra el Nuevo Orden Mundial....
Como decía D. Plínio:
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
¡De los escombros!
Yo no me quiero "adaptar a los tiempos", yo quiero vivir católicamente...A veces pienso que cada día que pasa, me voy acercando más a la posición sedevacantista...A veces no sé ya lo qué pensar. ¿Usted qué opina Héctor, Benedicto XVI no puede o no quiere la Restauración absoluta de la Cristiandad?
Saludos en Cristo.
Hermosas palabras de Plinio de Olivera, ¡¡Cuánta verdad!!
En cuanto a Benedicto XVI dar una opinión definitiva me parece no solamente arriesgado en cuanto a certeza, sino temerario.
Mi opinión personalísima es que en un 80% no puede, está tan enquistada la apostasía y la traición conciliar en el seno de la Iglesia que cada paso para restaurar algo de la Tradición es mover una montaña.
Igual, es triste decirlo, no pongo las manos en el fuego seguro, por este Papa, ni por los que siguieron después de Pio XII.
Repito es mi humilde opinión reconociendo mi total ignorancia de la lucha de la jerarquía eclesiástica sobre este tema que se debe desarrollar tras los muros del Vaticano.
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