Verdades olvidadas
Hoy, ciertas
verdades son fácilmente olvidadas, aún en los medios católicos. Se repite hasta
el cansancio que la igualdad es equivalente a la justicia. Por esto, es útil
recordar la enseñanza de los Papas.
En este
extracto de la Encíclica “Humanum Genus”, el Papa León XIII recuerda que la
igualdad fundamental entre todas las personas deriva de su naturaleza humana y
del común fin último, pero que sus diferencias legítimas deben ser la fuente de
una sociedad armoniosamente jerarquizada, a la imagen del cuerpo humano
“Todos
los hombres son, ciertamente, iguales: nadie duda de ello, si se consideran
bien la comunidad igual de origen y naturaleza, el fin último cuya consecuencia
se ha señalado a cada uno, y finalmente los derechos y deberes que de ellos
nacen necesariamente.
“Mas como
no pueden ser iguales las capacidades de los hombres, y distan mucho uno de
otro por razón de las fuerzas corporales o del espíritu, y son tantas las
diferencias de costumbres, voluntades y temperamentos, nada más repugnante a la
razón que el pretender abarcarlo y confundirlo todo y llevar a las leyes de la
vida civil tan rigurosa igualdad.
“Así como
la perfecta constitución del cuerpo humano resulta de la juntura y composición
de miembros diversos, que, diferentes en forma y funciones, atados y puestos en
sus propios lugares, constituyen un organismo hermoso a la vista, vigoroso y
apto para bien funcionar, así en la humana sociedad son casi infinitas las
diferencias de los individuos que la forman; y si todos fueran iguales y cada
uno se rigiera a su arbitrio, nada habría más deforme que semejante sociedad;
mientras que si todos, en distinto grado de dignidad, oficios y aptitudes,
armoniosamente conspiran al bien común, retratarán la imagen de una ciudad bien
constituida y según pide la naturaleza“.
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