Bienvenido a la “nueva normalidad” que el Nuevo Orden está diseñando para ti y tu familia por el resto de tu vida.
Quédate en casa,
que nosotros te dejamos sin trabajo y llevamos tu empresa a la quiebra, esa que
tantos años te costó crear.
Quédate en casa, que nosotros decidimos por ti a qué hora puedes salir y en qué condiciones.
Quédate en casa, aunque no tengas dinero para comprar comida.
Quédate en casa, aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
Quédate en casa, y no veas a tus nietos, por las dudas que te puedan contagiar.
Quédate en casa, pero continúa pagando los impuestos, aunque no generes ingresos.
Quédate en casa, mientras nosotros ponemos a los presos en libertad.
Quédate en casa, mientras destruimos la economía.
Quédate en casa, porque si sales corres el riesgo de morir de una gripe con 0,0006 por ciento de mortalidad.
Quédate en casa, así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas.
Quédate en casa, así te podemos controlar mejor con nuestros dispositivos aéreos y digitales.
Quédate en casa, así podemos continuar con nuestra agenda mundial sin interferencias.
Quédate en casa, que nosotros te brindamos entretenimiento virtual para que no te hagas preguntas sobre la “nueva normalidad”.
Quédate en casa, que nosotros estamos trabajando duro para asegurarnos de que cada día estés más alejado de tus vínculos.
Quédate en casa, y ojo con lo que haces, porque tus vecinos también actúan como policías.
Quédate en casa, no te expongas a la luz solar ni a los gérmenes, así terminamos de debilitar tu sistema inmunitario.
Quédate en casa, hablando por teléfono, posteando en Facebook y navegando en internet, mientras nosotros escuchamos tus llamadas, analizamos tus opiniones y tomamos nota de tu comportamiento en línea.
Quédate en casa, sin acceso a médicos, odontólogos u hospitales, ya que hemos decretado que si no tienes coronavirus, no mereces recibir atención sanitaria. Y si te mueres, como tal vez seas portador asintomático, te utilizaremos para inflar un poquito nuestras estadísticas.
Quédate en casa, pero cuando salgas, tienes que llevar el “bozal” que te amordaza y que te impide respirar y hablar normalmente, pensado para generar separación, aislamiento y desconfianza, no inmunidad.
Quédate en casa, aléjate de todo lo que te hace humano, así te vuelves más frágil física, emocional y psíquicamente, y de ese modo será más fácil manipularte.
Quédate en casa, así vamos estudiando tu comportamiento cuando esto se vuelva la regla en la “nueva normalidad” que hemos decidido imponerte.
Quédate en casa y sé obediente. Cuando Stalin, Mao o Castro daban órdenes, la gente las cumplía sin chistar. Porque si no, era una bala en la nuca o el gulag. A nosotros, en cambio, nos basta con tu comportamiento pasivo y gregario, con tu falta de espíritu crítico y con el miedo que te inoculan a diario nuestros medios de desinformación masiva. Porque el miedo es el verdadero virus, por si todavía no te has dado cuenta.
Quédate en casa. Aprovecha para idiotizarte mirando la tele. No luches por ejercer tus derechos, ni por que se respeten tus libertades personales. Te queremos dócil y mentalmente formateado. Lo que necesitamos son ciudadanos autómatas, no autónomos, para que no se atrevan a cuestionar nuestras medidas coercitivas.
Quédate en casa, sin sueldo, sin vacaciones, sin viajes, sin futuro, sin escuela, pero con Netflix.
Quédate en casa, mientras seguimos implementando un régimen totalitario gracias a tu pasividad, a tu indiferencia y a tu ignorancia.
Quédate en casa. Repite este mensaje mil veces y pide a los tuyos que también lo repitan. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu existencia.
Bienvenido a la “nueva normalidad” que Big Brother está diseñando para ti y tu familia por el resto de tu vida. Y desde ya, te agradecemos infinitamente tu colaboración, sin la cual esto no sería posible.
Quédate en casa, que nosotros decidimos por ti a qué hora puedes salir y en qué condiciones.
Quédate en casa, aunque no tengas dinero para comprar comida.
Quédate en casa, aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
Quédate en casa, y no veas a tus nietos, por las dudas que te puedan contagiar.
Quédate en casa, pero continúa pagando los impuestos, aunque no generes ingresos.
Quédate en casa, mientras nosotros ponemos a los presos en libertad.
Quédate en casa, mientras destruimos la economía.
Quédate en casa, porque si sales corres el riesgo de morir de una gripe con 0,0006 por ciento de mortalidad.
Quédate en casa, así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas.
Quédate en casa, así te podemos controlar mejor con nuestros dispositivos aéreos y digitales.
Quédate en casa, así podemos continuar con nuestra agenda mundial sin interferencias.
Quédate en casa, que nosotros te brindamos entretenimiento virtual para que no te hagas preguntas sobre la “nueva normalidad”.
Quédate en casa, que nosotros estamos trabajando duro para asegurarnos de que cada día estés más alejado de tus vínculos.
Quédate en casa, y ojo con lo que haces, porque tus vecinos también actúan como policías.
Quédate en casa, no te expongas a la luz solar ni a los gérmenes, así terminamos de debilitar tu sistema inmunitario.
Quédate en casa, hablando por teléfono, posteando en Facebook y navegando en internet, mientras nosotros escuchamos tus llamadas, analizamos tus opiniones y tomamos nota de tu comportamiento en línea.
Quédate en casa, sin acceso a médicos, odontólogos u hospitales, ya que hemos decretado que si no tienes coronavirus, no mereces recibir atención sanitaria. Y si te mueres, como tal vez seas portador asintomático, te utilizaremos para inflar un poquito nuestras estadísticas.
Quédate en casa, pero cuando salgas, tienes que llevar el “bozal” que te amordaza y que te impide respirar y hablar normalmente, pensado para generar separación, aislamiento y desconfianza, no inmunidad.
Quédate en casa, aléjate de todo lo que te hace humano, así te vuelves más frágil física, emocional y psíquicamente, y de ese modo será más fácil manipularte.
Quédate en casa, así vamos estudiando tu comportamiento cuando esto se vuelva la regla en la “nueva normalidad” que hemos decidido imponerte.
Quédate en casa y sé obediente. Cuando Stalin, Mao o Castro daban órdenes, la gente las cumplía sin chistar. Porque si no, era una bala en la nuca o el gulag. A nosotros, en cambio, nos basta con tu comportamiento pasivo y gregario, con tu falta de espíritu crítico y con el miedo que te inoculan a diario nuestros medios de desinformación masiva. Porque el miedo es el verdadero virus, por si todavía no te has dado cuenta.
Quédate en casa. Aprovecha para idiotizarte mirando la tele. No luches por ejercer tus derechos, ni por que se respeten tus libertades personales. Te queremos dócil y mentalmente formateado. Lo que necesitamos son ciudadanos autómatas, no autónomos, para que no se atrevan a cuestionar nuestras medidas coercitivas.
Quédate en casa, sin sueldo, sin vacaciones, sin viajes, sin futuro, sin escuela, pero con Netflix.
Quédate en casa, mientras seguimos implementando un régimen totalitario gracias a tu pasividad, a tu indiferencia y a tu ignorancia.
Quédate en casa. Repite este mensaje mil veces y pide a los tuyos que también lo repitan. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu existencia.
Bienvenido a la “nueva normalidad” que Big Brother está diseñando para ti y tu familia por el resto de tu vida. Y desde ya, te agradecemos infinitamente tu colaboración, sin la cual esto no sería posible.
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