Dios puso en el
corazón del hombre y de la mujer, como instinto innato, el amor conyugal, el
amor paterno y materno, el amor filial.
Al estudiar
el nacimiento de las civilizaciones, siempre nos deparamos en su origen con una
familia o grupo de familias “incluso en las más remotas eras de la historia” y
constatamos que un recto desarrollo civilizatorio depende de la buena
constitución de la sociedad familiar
Familia, base del Estado
Sin la
familia, no sólo no se formarían las ciudades, sino que las civilizaciones no
se desarrollarían, una vez que éstas no se sustentan sin la institución
familiar, del mismo modo que un árbol no se sustenta sin sus raíces.
“La Ciudad
Antigua”, es el título del famoso libro del historiador francés, Fustel de
Coulanges (1830-1889), profesor de Historia Medieval en la Sorbonne (Francia).
En esa obra, el autor demuestra que en la antigua Grecia, así como en la Italia
de la civilización romana, después de un desarrollo natural, las ciudades y
después los Estados, nacieron de la sociedad familiar, confirmando la tesis de
que la familia es anterior al Estado.
Ese ilustre
autor, después de constatar que, en el mundo antiguo, las personas se reunían
en torno del paterfamilias ( autoridad venerable que podría ser un padre de
familia o un jefe de clan familiar) pasa a describir como las familias dieron
origen a las tribus, a las ciudades y a las naciones:
“Cada
fratria o Cúria [en la Grecia antigua, cada uno de los grupos en que se
subdividían las tribus atenienses denominábase fratria, y entre los romanos,
cúria ] tenía un jefe fratriarca o curión, cuya principal función era la
presidir los sacrificios, tal vez. originariamente sus atribuciones hubiesen
sido más amplias. La fratria reuníase en asambleas donde tomaba sus
deliberaciones y podía promulgar decretos. En la fratria como en la familia,
había un dios, un culto, un sacerdocio, una justicia, un gobierno. Era una
pequeña sociedad modelada exactamente sobre la familia.
“La
asociación continuó naturalmente creciendo y según el mismo sistema. Muchas
cúrias o fratrias se agruparon y formaron una tribu.
La Familia según Pío XII
La ciudad
medieval de Carcassonne, Francia
“Precisamente
por que [la familia] es el elemento orgánico de la sociedad, todo atentado
perpetrado contra ella es un atentado contra la humanidad. Dios puso en el
corazón del hombre y de la mujer, como instinto innato, el amor conyugal, el
amor paterno y materno, el amor filial. Por consiguiente, querer arrancar y
paralizar este triple amor es una profanación que por sí horroriza y lleva a la
ruina la patria y la humanidad”.
(Pio XII,
Alocución Aurions-nous pu, 20-9-1949).
“La tribu,
como la fratria, tenía asambleas y promulgaba decretos, alos cuales todos sus
miembros debían someterse. Tenía un tribunal y un derecho de justicia sobre sus
miembros. Tenía un jefe, tribunus, phylobasileus.
El nacimiento de las ciudades
“La tribu,
como la familia y la fratria se constituyó para ser un cuerpo independiente, ya
que ella tenía culto especial del cual el extranjero era excluido, Una vez
formada ninguna nueva familia podía ser en ella admitida, Dos tribus en modo
alguno podían fundirse en una sola; su religión a esto se oponía. Pero así como
muchas fratrias se habían reunido en una tribu, muchas tribus pudieron
asociarse entre sí, con la condición de que el culto de cada una de ellas fuese
respetado. El día en que se hizo esta alianza nación la cuidad.
“Poco
importa buscar la causa que determinó la unión de muchas tribus vecinas. La
unión fue voluntaria, ya impuesta por la fuerza superior de una tribu, o por la
voluntad poderosa de un hombre. Lo que es cierto es que el vínculo de la nueva
asociación fue todavía un culto. Las tribus que se agruparon para formar una
ciudad no dejaron nunca de encender un fuego sagrado y de instituir una
religión común.
“Así la
sociedad humana, en esta raza, no creció a la manera de un círculo, que se
alargase poco a poco, avanzando progresivamente. Son por el contrario pequeños
grupos, que hace mucho tiempo constituidos, se juntaron unos a los otros.
Muchas familia formaron la fratria, muchas fratrias la tribu, y muchas tribus
la cuidad. Familia, fratria, tribu, ciudad, son por lo tanto sociedades
perfectamente semejantes entre sí y nacidas unas de las otras, a través de una
serie de federaciones.
Alteridad y no masificación
“Es
necesario incluso notar que, a medida que estos diferentes grupos se asociaban
así entre ellos, ninguno perdía entretanto ni su individualidad, ni su
independencia. Si bien que muchas familias se reunieron en una sola fratria,
cada una de ellas manteníase constituida como en la época de su aislamiento;
nada mudaba en ella, ni su culto, ni su sacerdocio, ni su derecho de propiedad,
ni su justicia interna. A continuación asociábanse las cúrias, pero cada una
continuaba teniendo su culto, sus reuniones. sus fiestas, su jefe. De la tribu
se pasó a la ciudad, pero las tribus no fueron por ese motivo disueltas, y cada
una de ellas continuó formando un cuerpo, casi como si la ciudad no existiese.
[...]
“Así la
ciudad no es una agrupación de individuos, sino una confederación de muchos
grupos ya anteriormente constituidos, y que la ciudad deja subsistir. Se ve en
los oradores áticos, que cada ateniense hace parte al mismo tiempo de cuatro
sociedades distintas: es miembro de una familia, de una fratria, de una tribu y
de una ciudad”. *
* La Cité
Antique, Librairie Hachette, Paris 1957, Libro III, pp. 134-135 y 143-145
Extractado
de Catolicismo 628 – Abril 2003
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