Cuando los
malos son minoría, ellos piden libertad para el mal. Pero, cuando llegan a ser
mayoría, o a manipular a una mayoría, niegan a los buenos el derecho de
hacer el bien.
“Ninguna
libertad para los enemigos de la libertad”.Por el jacobino Saint-Just,
En teoría
las palabras dictadura y tolerancia son contradictorias. Sin embargo, en la
práctica no lo son. Sin embargo, el papa Benedicto XVI pudo denunciar que
existe hoy una verdadera “Dictadura del relativismo” en nombre de la
tolerancia y de la no discriminación.
Si por
tolerancia se entiende que no existe verdad ni error, bien ni mal y que cada
uno puede pensar, querer y actuar como le parezca, entonces dejan de existir
valores absolutos y límites objetivos que se imponen a todos.
El resultado
es que la mayoría (o una minoría que se cree “iluminada”) puede imponer de modo
dictatorial a toda una sociedad aberraciones contrarias al orden natural.
Por ejemplo,
obligar a los médicos a que practiquen el aborto, a los padres de familia a que
acepten niñeras homosexuales para sus hijos o afirmar que el Estado puede
enseñar a los niños materias como la teoría del género, sin el consentimiento
de sus padres.
Una persecución religiosa.
Plinio
Corrêa de Oliveira observa con mucha razón en una de sus obras que, cuando los
malos son minoría, ellos piden libertad para el mal. Pero, cuando llegan a ser
mayoría, o a manipular a una mayoría, niegan a los buenos el derecho de
hacer el bien.
Para ellos,
la definición de libertad es lo contrario de lo que dijo el Presidente-mártir
de Ecuador, Gabriel García Moreno: “Libertad para todos y para todo; excepto
para el mal y para los malos”. Su lema podría ser: “Libertad para todos y para
todo; excepto para el bien y para los buenos”.
Ellos
parecen seguir el eslogan enunciado por el jacobino Saint-Just, que fue
llamado “Ángel del Terror” durante la Revolución francesa: “Ninguna libertad
para los enemigos de la libertad”.
Los medios
de comunicación tienen gran papel al favorecer esta mentalidad relativista
Es por ese
tortuoso camino que el liberalismo desemboca en el totalitarismo y en la
persecución a los opositores por motivos ideológicos. Y como toda
ideología tiene un fondo religioso, acaba conduciendo a una persecución
religiosa.
Papel de los medios de comunicación en esta “Dictadura
de la tolerancia”.
Según la
doctrina católica, la tolerancia es una licencia negativa al mal. El mal debe
ser normalmente combatido, pero a veces es necesario tolerarlo para evitar un
mal aún mayor o para no perjudicar un bien mayor. Es la aplicación de la
parábola de la maleza y el trigo a la vida social. Pero esta tolerancia bien
entendida no confiere al mal tolerado ningún derecho. Cuando las condiciones
objetivas permiten erradicarlo, ese mal debe ser eliminado.
El concepto
relativista de tolerancia, por el contrario, afirma que todas las doctrinas y
todos los comportamientos son equivalentes y deben coexistir. Lo que constituye
una utopía.
Los medios
de comunicación tienen gran papel al favorecer esta mentalidad relativista,
presentando como modelos a las personalidades “abiertas” (por ejemplo, a los
artistas y políticos favorables a la liberalización de la droga) y
desacreditando a los defensores de principios absolutos como “autoritarios”,
“cerrados”, “oscurantistas”.
Se usan términos como “homofobia” o “islamofobia”,
pero no “cristianofobia” para caracterizar el asesinato y persecución a los
cristianos.
agencias
católicas inglesas de adopción de niños tuvieron que cerrar sus puertas porque
no podían “discriminar” a las parejas homosexuales.
Homofobia
fue un término inventado por un psiquiatra americano para estigmatizar a
aquellos que se oponen a la homosexualidad, presuponiendo que lo hacen por
desórdenes temperamentales y no por principios. Es una manera cómoda de
amordazar a los opositores, sin tener que responder a sus argumentos.
Viendo el
éxito de la maniobra, los líderes musulmanes acuñaron el término “islamofobia”
para silenciar en Occidente a quienes denuncian las falsedades del Corán o las
injusticias en los países musulmanes, o la invasión en masa de islamitas a los
países desarrollados.
Los medios
de comunicación usan y abusan de esos términos. Pero, cuando se trata de
denunciar las persecuciones a los cristianos en los países musulmanes o los
ataques al cristianismo en Occidente, los medios de comunicación permanecen en
silencio, o son conniventes con los ataques, en nombre de la libertad de
expresión.
Proyectos de ley que favorecen la “Dictadura de la
tolerancia”.
Existen en
Europa proyectos de ley que favorecen esa dictadura. Por ejemplo, los
farmacéuticos católicos son obligados a vender la píldora abortiva del día
siguiente y los anticonceptivos, bajo pretexto que son “medicamentos”. Como
casi todos los médicos jóvenes invocan la cláusula de objeción de conciencia
para negarse a practicar abortos, las feministas quieren imponer la práctica
afirmando que el aborto es un tratamiento de salud.
En materia
de homosexualidad ocurre algo parecido. Las agencias católicas inglesas de
adopción de niños tuvieron que cerrar sus puertas porque no podían
“discriminar” a las parejas homosexuales. Las parroquias ya no pueden arrendar
su salón parroquial para matrimonios (lo que era frecuente, porque era más
fácil hacer la fiesta después de la ceremonia), porque no pueden discriminar a
los homosexuales.
¿Cómo combatir eficazmente está “dictadura de la
tolerancia”?
El mejor
método es hacer pública la persecución que ocurre en otros países y decir a la
gente que, si no hay reacción, lo mismo ocurrirá en nuestro país.
Y, sobre
todo, recordar que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, como
dijo San Pedro cuando fue conducido ante un tribunal por predicar el Evangelio.
Es mejor
reaccionar a tiempo para después no ser muerto o, aún peor, vivir
vergonzosamente como “ciudadano de segunda clase”.
Fuente:
Entrevista al Señor José Antonio Ureta
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