¡ Viva Cristo Rey !

Tuyo es el Reino, Tuyo el Poder y la Gloria, por siempre Señor.
Cristo, Señor del Cielo y de la TIERRA, Rey de gobiernos y naciones

18 oct 2011

Policía árabe detiene a futbolista colombiano por lucir tatuaje de Cristo


Esta es la "tolerancia" de nuestros "hermanos menores"
Juan Pablo Pino y el tatuaje de Cristo en el hombro

La policía religiosa de Arabia Saudita detuvo el pasado viernes a un futbolista colombiano en un centro comercial por lucir un tatuaje de Cristo en el hombro.
El viernes 7 de octubre, Juan Pablo Pino, de 24 años de edad y jugador del club Al Nasr, vestía una camiseta sin mangas mientras paseaba con su joven esposa embarazada en un centro comercial de la ciudad de Riad, capital del país.
El tatuaje del rostro de Jesús generó los insultos de varios musulmanes en el lugar, lo que atrajo la atención de la llamada "Policía para la promoción de la virtud y prevención del vicio" quienes detuvieron a la pareja.
El diario árabe Sharq informa que los agentes los "llevaron a él y a su esposa a un auto y esperaron a que directivos del club Al Nasr se hicieran presentes. Pino y su esposa fueron luego entregados a estos".
Luego de la detención, señala Efe, el club divulgó unas declaraciones atribuidas al futbolista en las que éste expresa su "profunda tristeza" por lo sucedido y en donde habría asegurado que respeta las leyes del país. Asimismo el texto indicar que habría comprado vestimenta musulmana para que su esposa "salga de manera más respetuosa".
El diario Sharq señala también que "luego de los incidentes del viernes, la esposa de Pino vive angustiada y pide que ella y su esposo salgan de Arabia Saudita. El club Al Nasr ha solicitado a su entrenador argentino Gustavo Costas y a su esposa que traten de convencerla de cambiar de opinión pero parece que los intentos no han dado resultados".
"Si me persigno me matan"
En septiembre de este año, Gustavo Costas, que dirigió antes al club peruano Alianza Lima, contó algunos detalles de su nueva vida al diario limeño El Comercio. En esa ocasión dijo que "si me persigno me matan".
En Lima, cuando dirigía a Alianza, hacía la señal de la Cruz antes de cada partido y llevaba siempre su rosario al cuello.
Ahora en Arabia Saudita, relató, "no lo puedo hacer, lo hago antes de salir a la cancha, en el vestuario. Si me persigno, me matan, me apedrean. Al menos me dejan fumar, aunque no hay nada de alcohol".
El año pasado ocurrió un caso similar al de Pino cuando el jugador rumano Mirel Radoi, del club Al Hilal, besó el tatuaje de una cruz que llevaba en su brazo después de marcar un gol.
El hecho provocó el descontento de los musulmanes que son la gran mayoría en el país, en donde cualquier otra religión distinta al Islam está prohibida y en donde se encuentra la Meca que es el principal destino de peregrinación del mundo islámico.

De este desafortunado hecho deberíamos aprender los católicos actuales que en su mayoría permite cualquier tipo de insulto a Nuestro Señor y tolera cualquier secta o paganismo sin mover un dedo, aún muchos hombres de la alta jerarquía eclesiástica tienen esta actitud.
Solamente el enfriamiento que trajo el deplorable Concilio Vaticano II hizo llegar las cosas a este extremo. 
Nosotros, los católicos, según la "moda progre" tenemos que tolerar todo, mientras los enemigos de Cristo nos combaten noche y día sin pausa. 
La TIBIEZA  es un pecado grave, y ese es uno de los mayores  pecados del catolicismo en los últimos 50 años.
Una cosa es la Paz otra el Pacifismo, una cosa la caridad y la tolerancia y otra la cobardía. 

¡Que lejos están los tiempos de Urbano II, San Luis de Francia, de San Bernardo, de Pio V y de tantos millones que a través de los siglos que lucharon defendiendo a Cristo contra el Islam !!

Dios nos ilumine y proteja !!

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo que efectivamente la herejía del Pacifismo se ha metido con todo dentro de la Iglesia, si hasta han creado una imagen hippie de Nuestro Señor que roe las conciencias modernas. Los más leídos se avergüenzan de las Cruzadas, de la Inquisición, etc., pues por un lado se han tragado todas las leyendas negras que desvirtúan los actos de la Iglesia de siempre, y por el otro han presenciado los “pedidos de perdón” que han realizado sumas autoridades intraeclesiales. Terribles tiempos estos, no tanto por los enemigos de afuera –que muchas veces los hubo-, como por los de adentro –más peligrosos aún-.