“Un Jesús, que
está de acuerdo con todo y con todos, un Jesús sin su santa ira, sin la dureza
de la verdad y el amor verdadero, no es el verdadero Jesús, como lo muestra la
Escritura, sino una miserable caricatura." (Benedicto XVI)
Una concepción del ‘evangelio’ donde ya no exista la gravedad de la ira de Dios,
no tiene nada que ver con el evangelio bíblico
“Una concepción
del ‘evangelio’ donde ya no exista la gravedad de la ira de Dios, no tiene nada
que ver con el evangelio bíblico.
“Un verdadero
perdón es algo muy diferente de un débil ‘dejar correr’.
“El perdón es exigente y pide a ambos -a quien
lo recibe y a quien lo da- una postura que se refiere a la totalidad de su ser.
Un Jesús que aprueba todo es un Jesús sin la cruz, porque entonces no es
necesario el dolor de la cruz para sanar al hombre.
“Y, en efecto,
la cruz es cada vez más expulsada de la teología y falsamente interpretada como
una desgracia o como un asunto puramente político.
“La cruz como
expiación, como la ‘forma’ del perdón y de la salvación no se ajusta a un
cierto patrón del pensamiento moderno.
“Sólo cuando se
ve claramente el nexo entre la verdad y el amor, la cruz se hace
comprensible en su verdadera profundidad teológica. El perdón tiene que ver con
la verdad, y por lo tanto requiere la cruz del Hijo, y exige nuestra conversión.
El perdón es, precisamente, la restauración de la verdad, la renovación del ser
y la superación de la mentira escondida en cada pecado.
“El pecado es
siempre, por su propia esencia, un abandono de la verdad del propio ser y por
lo tanto de la verdad querida por el Creador, Dios”.
Joseph
Ratzinger, “Guardare a Cristo”, p. 76, Jaca Book 1986